La función de educar

Parece que muchos lo hemos olvidado, pero una de las funciones de la comunicación es también educar, no sólo informar y entretener, aunque la mayoría de nuestras acciones contemplan a estas dos últimas, más por el desconocimiento de la responsabilidad que tenemos con la primera y el problema es que de todas maneras la gente aprende.

La comunicación pública, la comunicación de identidad, la comunicación de mercados y la comunicación de hechos, le dan estructura a la conducta ciudadana.

Una comunicación pública dedicada a la farándula y a la búsqueda de reconocimiento del gobierno de turno.

Una comunicación de identidad, en la que se transmiten las costumbres y la imaginería popular, llena de antivalores; la comunicación de mercados dedicada exclusivamente a la recolección económica y la comunicación de hechos, en la que se instalan todos los medios noticiosos, dedicada a hacerle el juego a las demás.

Cuatro niveles de la comunicación en las cuales la función educativa debería ser una estrategia totalitarista; por el contrario, lo que se habla de educación es meramente de forma y no de fondo.

Las empresas que buscan aportar mediante programas de responsabilidad social se encuentran en realidad solas, pues lo niveles de intervención que requiere el comportamiento ciudadano rebasa todos los límites de cualquier estamento. Se requiere de una estrategia conjunta para empezar a encontrar soluciones.

Reflexione sobre los criterios que debe tener en la cabeza un sujeto que mata a otro por un celular o por un par de tenis.

Qué piensa una persona que vende adhesivos con alucinógenos en la puerta de una escuela. Cuál es la estructura mental que secuestra a un menor para someterlo a la prostitución y eso sin hablar de la niña del colegio que vende su cuerpo para poder comprar artículos de lujo.

Estas personas se miran al espejo y no ven a un criminal, ven a un ganador o como mínimo a un sobreviviente.

Esto no es cuestión de policía.

Se deben intervenir simultáneamente cuatro líneas de pensamiento: el modelo de mundo económico donde el sustento de la calidad de vida tenga paradigmas sustentados en valores.

Un mundo mental, en la cual la educación sí represente oportunidades de ascenso social. Un mundo emocional y espiritual, en donde se recupere el valor de la vida y de la relación con el otro, donde el sujeto sepa cuál es específicamente el camino correcto y pueda actuar en consecuencia. Y un mundo de reconocimiento, donde sea valioso ser el bueno. Tanto la comunicación pública, la comunicación de identidad, la comunicación de mercados y la comunicación de hechos, requieren de la articulación de una estrategia conjunta y de la participación de los profesionales de la comunicación. Con esta sociedad como está, me surge la pregunta: ¿Qué estamos haciendo entonces los comunicadores?

Wilson Garzón Morales

Deja una respuesta