Cinco habilidades de los nuevos directivos empresariales

¿Nueva realidad? Quizá para muchos así sea, no para todos. Más allá de los ajustes de comportamiento en términos de la salud, lo que ha sucedido es un breve desatraso de un escenario en el que hace tiempo debiéramos estar y que por una negligencia generalizada no lo hemos hecho.

Piense por un momento en que el relevo generacional del país es lento y tenemos a una serie de funcionarios de todas las ramas del poder estatal que no conocen el mundo moderno, cómo funciona y los beneficios que trae.

Les digo el primero: una inteligencia artificial centralizada que incluya gobierno, sistema financiero y al ecosistema empresarial, puede contribuir de fondo a acabar con la corrupción. Por supuesto, un proyecto como éste asusta, cuando, además se puede realizar un seguimiento individualizado. Me imagino a las mentes anquilosadas pensando en que “se pondría en riesgo la “privacidad”, como si las grandes compañías informáticas no tuviesen ya la información de cada persona sobre el planeta. Si usted cree que el “gran hermano” es un mito, piénselo otra vez. Por cierto ¿Sabe lo que es el gran hermano? Lo que se debe legislar es en las conductas de manejo y control, pero se debe posibilitar que un país como el nuestro le saque provecho.

La transformación digital no es sólo un tema de tecnología. Es necesario un formateo mental para nuestros cuerpos directivos gerenciales. No, no y no, no es “reinvención”. Esta nueva realidad apenas cuenta como “actualización” y el problema es que aún es muy incipiente.

Con todo respeto, es muy complejo que una persona, presidente o gerente de compañía, comprenda el alcance de la digitalización si ni siquiera sabe manejar las redes sociales o, al menos, enviar un e-mail. Es un chiste hablarles de automatización, growth hacking, inbound marketing, growth business process y blockchain, cuando todavía no han entendido qué es una ERP o como mínimo un CRM, y qué decir de un UX o un CX.

Por lo menos, ahora, se dieron cuenta de que existen las tiendas virtuales, aunque en muy poco tiempo tendrán el “shock del futuro” al darse cuenta que sólo tener una tienda en internet no basta, ella no se vende ni se materializa sola.

En este escenario, estamos los “nuevos directivos”. No es que en realidad seamos nuevos. Tenemos otras exigencias que implican nuevas habilidades, pero al contrario de lo que se podría pensar, estas no son tan tecnológicas pues esencialmente son de la mente y del saber.

Habilidad uno: pensamiento complejo comercial. Una paradoja interesante es que mucha gente se está formando en “marketing digital” y especialmente en el uso de las herramientas. Lo penoso es que estos mismos no entienden cómo funciona el mercadeo, poco entienden de una estrategia comercial y, básicamente, no han desarrollado la habilidad de ver y entender un mercado de manera holística, estratégica y analítica.

Esto implica que los empresarios estarán contratando a muchos ingenieros para el e-commerce y pronto verán que los resultados no serán los esperados. Un ejemplo de esto es la proliferación de “ventas a domicilio”, sin una estrategia “real” proveniente del “pensamiento complejo comercial”, simplemente, esas ventas no darán ni para cubrir los costos.

Habilidad dos: comprensión profunda del comportamiento humano. Tener las herramientas e incluso, usarlas, no significa nada si lo que se pone en ellas no produce el efecto deseado. Este punto es en realidad una de las habilidades más complejas y escasas y que es muy poco probable que las últimas generaciones (ni Millennials ni Centennials) cuenten con ella. No se aprende en la academia, no es una profesión como tal (aunque hay especializaciones y maestrías en comportamiento del consumidor, sospecho de ellas) y es una habilidad que se adquiere sólo con muchos años de observación y análisis.

Habilidad tres: pensamiento innovador. Son realmente muy pocas las personas, me cuento entre ellas, con la capacidad de mirar una empresa, entender sus procesos y dificultades y sobre todo, entender las potencialidades de desarrollo en términos organizacionales, tecnológicos y de innovación. Si bien, como las anteriores, no son habilidades que se den con la experiencia sino con el entrenamiento, sí se requiere haber visitado y entendido algunas empresas para tener parámetros de referencia.

Habilidad cuatro: entender el mundo tecnológico. Quizá nos podemos deslumbrar, un poco, con las nuevas tecnologías, pero lo que no podemos perder de vista es que estas tecnologías corresponden a soluciones de problemáticas humanas y el ser humano, a pesar de la transformación de su entorno, no ha cambiado, realmente, en los últimos diez mil años. La tecnología lo que hace es magnificar de diferentes formas las habilidades y los problemas que ya teníamos, con dos diferencias: el tamaño del planeta se ha reducido en horas y los tiempos de la información y los procesos también han bajado. Hace 100 años, enviar una carta al otro lado del mundo tomaba meses y ahora se envía un correo en segundos, pero sigue siendo lo mismo, un intercambio de información. Desde esta perspectiva, la tecnología no está acabada de inventar y las posibilidades son infinitas, sólo debemos aprender a ver y entender, siempre encontraremos nuevas maneras y, como mínimo, posibles mejoras. No obstante, esto no implica que se deba ser un ingeniero ni un experto en innovación, se requiere es una gran capacidad de observación, lo que también se entrena.

Habilidad cinco: comprender la economía sostenible. En un negocio y en una empresa, todo se reduce a su capacidad de generar ganancias, pero esto no podemos seguir haciéndolo a pesar del planeta. Es indispensable comprender que esta es una obligación de todas las empresas. Todas, sin faltar ninguna, y que esto no “aguanta” con tiempos de espera, como se ha querido pensar. Es ahora o el planeta, que ya ha perdido mucha de su capacidad de resiliencia, no podrá recuperarse. Es tarea de los nuevos directivos: encontrar la manera de reconvertir a las compañías para que su impacto sobre la naturaleza sea el mínimo posible y pagar por el que no sea posible.

A mi parecer y muy a mi pesar, este es el aspecto más difícil, pues, como dijimos, se requiere un formateo total de la mente de los presidentes y gerentes de compañías. Incluso, cómo cambiar a un país que vive de la devastación de sus recursos naturales. La explotación de petróleo, carbón y oro, entre otros tantos, al igual que la ampliación de la frontera agrícola y ganadera, lo único que hacen es destruir un país que se ufana de ser biodiverso.

Si bien estas cinco habilidades no son para nada nuevas, no teníamos nuestra atención puesta en ellas como “integrales” en un directivo. Nunca la situación económica ha sido fácil y la complejidad de los mercados siempre ha sido mucha, así que esa no es una “nueva realidad”, pero los parámetros del juego y la manera de actuar de los directivos sí se ha vuelto más exigente no sólo para afrontar los cambios que se avecinan, sino para ser provocadores de ese cambio.

Desde las empresas culturales, de producción o de servicios, en especial del turismo, desde la peluquería hasta el restaurante, todos debemos entender que el atraso mental y tecnológico ya no es una opción. La nueva realidad es que debemos despertar, empezando por los directivos. Cuando esto suceda, será de verdad una nueva realidad.

Wilson Garzón Morales

Deja una respuesta