La naturaleza humana está «salida de madre»

Agazapado entre las sombras espera a que su víctima esté a su alcance. Sabe que es asunto de supervivencia y, por qué no, de placer. Así se ha vuelto su vida, una carrera diaria por vivir y no morir. De pronto, algo salta… sobre él.

No, no es la descripción de un atracador en una calle oscura. Nos estábamos refiriendo al hombre de las cavernas, pero por qué a usted que está leyendo se le hizo una situación tan reconocida, es porque en esencia, a pesar de su desarrollo intelectual, el hombre no ha cambiado. Cuando comprendemos que conceptualmente se le puede reducir a tres elementos: emociones, comunicación y consumo, ese mismo hombre sigue siendo igual desde sus inicios, con varias consideraciones:

En el pasado, era sólo cuestión de tomar un arma y salir de cacería para suplir sus necesidades básicas, por supuesto, nos estamos refiriendo a la cacería de animales, los cuales eran suficientes para mantener a las familias.

Hoy nos enfrentamos a entornos de cemento, donde, ante la ausencia de recursos, la naturaleza nos pide hacer lo mismo: “tomar un arma y salir de cacería”, pero lo que hay alrededor son personas.

Por arma, comprendamos que no son sólo la pistola y el cuchillo, también son los negocios, los locales comerciales, los productos y los servicios. Cuando nos referimos a las necesidades no crea que se trata sólo de comer, no son sólo las fisiológicas, las psicológicas, entre las cuales se encuentran las de reconocimiento, de placer y de poder son muy fuertes, y lo particular de todas estas necesidades “primarias” es que suplirlas hoy está obligatoriamente vinculado al dinero.

El capitalismo es salvaje en todas sus dimensiones y no le entrega ninguna herramienta para sobrevivir a los individuos que no cuentan con algún tipo de protección desde su nacimiento, de hecho, implícitamente hay una ley no declarada en el sentido de que cada persona justifica su derecho a la existencia de acuerdo a su capacidad de producción e inconscientemente todos nos matriculamos con esa idea; de ahí, la necesidad de trabajar para obtener dinero para poder sobrevivir. Pero esto va un poco más al fondo.

El vivir en sociedad requiere del cumplimiento de una normatividad legal, ética y moral, que representa un mundo de lo correcto y que divide a los hombres entre buenos y malos.

El problema es que en todos los casos, dimensiones y escenarios, esa normatividad es construida por quienes están en el poder del sistema social y la manipulan a su beneficio y todos nos damos cuenta de eso.

El mundo está sobre regulado y esa regulación en muy pocas ocasiones es por conveniencia del hombre como ser humano y, en la mayoría de las veces, es sólo pro control y pro intereses particulares.

Entre otras tantas, esta es una de las razones de la inequidad y de la pobreza. No es cuestión de quienes estamos más abajo en la escala social, es cuestión de cómo nos sentimos individuo a individuo, en todos los niveles sociales.

Es decir, en los ámbitos de mayor ausencia de recursos, sí es normal que se dé una desvinculación natural al mundo de lo bueno y de lo malo y la conceptualización que los sujetos tienen en su mente es la de reacciones primarias: Qué es más incorrecto ¿robar o dejar morir a tus hijos de hambre? una vida vale un pan o un pan vale una vida; la ética y los valores no llenan un estómago; pero esto no es literal, en esos mismos escenarios, hay individuos ejemplos de superación, de ética y de moral.

Lo mismo que hay individuos desvinculados del bien y del mal en ámbitos de mayores recursos, también, sólo unidos a su sensación de placer y de bienestar.

El mundo del mercadeo y el mundo del consumo superan ampliamente los ideales de confort y de bienestar, y un individuo desprovisto de estos conceptos del bien y el mal hará lo que sea necesario por obtener el dinero para satisfacer sus ansias de sensorialidad y de poder y no crea que a todos estos se les ha identificado como criminales, hay muchos escondidos en la legalidad de los sistemas económicos, sociales y políticos, piense en la corrupción, ésta no sería posible sin personas carentes de ética y de moral.

Pasamos fácilmente de quien manipula un arma a quien manipula la información o manipula la ley.

Éste no es ningún tipo de análisis psicosociológico, es una simple mirada incauta y no se trata de justificar, se trata de comprender que una parte de la población se acoge y se somete a la normatividad y la sobre regulación, aunque no la entienda del todo y otra parte de la población sólo está preocupada por obtener lo que desea a costa de lo que sea, incluyendo la vida de los demás.

Afortunadamente, existen espacios en los cuales podemos dejar salir a nuestro cavernícola interno sin mayores consecuencias e incluso sometidos a regulaciones elementales de confianza y de respeto, por ejemplo, los gratis: escenarios sociales y culturales, alrededor de la música y de la identidad y las redes sociales, y los costosos, las discotecas, los estadios y los deportes extremos.

Wilson Garzón Morales

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