Gerente: por la boca muere el pez

Una de las características de una persona que ha aprendido a tener un alto nivel gerencial, es la manera como le habla a los demás. Puede ser el presidente de una compañía, pero si no tiene un protocolo de comunicación interpersonal, no está al nivel de una alta gerencia.

Poco a poco empecé a percibir que las personas, incluso quienes llevaban menos de un mes en la empresa, estaban buscando excusas para retirarse. A uno le resultó otro empleo, otra quería estudiar, a otro le ofrecieron más en otro lado, otro se enfermó y otros más, estaban ya alistando maleta para no volver. Todas son personas que necesitan trabajar para comer, entonces por qué razón buscar una excusa para irse.

Poco a poco lo fui recordando. Cuando asistí a mi primera clase de especialización en Alta Gerencia, el docente nos lo dijo de muchas maneras, unas más ortodoxas y otras medio en broma, pero quería hacer mucho énfasis en la manera como nos comunicamos. “En su casa – nos decía – deben procurar mantener buenas relaciones con la señora del servicio, sobre todo si es ella la que sirve la comida… una cocinera enojada te escupe en la sopa y no te das cuenta”. En un principio me pareció un comentario muy grotesco, no obstante empecé a entender su sentido.

Más adelante en otra jornada de clase, nos dijo: “En nuestro sistema económico se necesita que haya gente que trabaje por muy poco salario. Los trabajadores de salario mínimo son más de lo que uno se imagina y a los directivos nos toca vivir con eso, so pena de comprometer la rentabilidad de la empresa. Es casi una explotación… pero si los haz de explotar, no los maltrates. Trátalos bien y haz que se sientan a gusto en su lugar de trabajo, a pesar de que ganen muy poco salario”.

Estas ideas, para mí se han vuelto un estilo gerencial. El buen trato y el respeto a nuestros equipos de trabajo, incluso en circunstancias adversas y de conflicto, es una característica de las importantes de un alto directivo.

Debemos recordar que los resultados de nuestros equipos de trabajo finalmente son nuestros resultados y no hay nada peor que cuando un equipo le coge animadversión a su jefe inmediato.

Este fue el caso que me encontré viviendo. Una directora administrativa, con muchos conocimientos contables, pero cero en empatía y capaz de hacer que un equipo de trabajo, con esfuerzo reclutado, se desvaneciera, al punto que yo mismo renuncié. Lo que me apena es que personas como esta abundan en los cuerpos directivos. Totalmente patronistas, sin sentido humano, sin consideración por las personas, apegada a la norma y a las reglas sin tener en cuenta la situación de cada sujeto y totalmente explotadora como capataz de pueblo.

Desde mi perspectiva, las organizaciones no son los muros, las organizaciones son las personas y las organizaciones triunfan en la medida en que las personas asumen su labor como una misión de vida y se esfuerzan por ser exitosas.

Una funcionaria como esta creo que serviría para una plantación de esclavos o en una empresa china de confecciones, no para una empresa moderna y menos una de este tipo dedicada a los servicios intangibles.

Bueno, como aprendizaje me queda que las personas son proyectos de vida y marcan líneas que se entrecruzan en los caminos.

Debemos ser afectuosos con el trato pues no sabemos más adelante dónde nos los vamos a encontrar. Quizá yo sea el pez por decir estas cosas, pero me sostengo en que la vida es demasiado corta como para vivirla en conflicto por maltratar a los demás.

Debemos recordar que un líder es aquella persona a la cual las demás la siguen por convicción. Se puede ser un jefe o como este caso, Directora Administrativa, pero sin el afecto de las personas, no es un líder, le falta nivel directivo, es simplemente otro tirano más.

Regla 1

Individualiza: trate a cada uno como una persona, no como un número, un agente o como la pieza de un engranaje, no son máquinas, son seres humanos.

Regla 2

Se coherente y establece objetivos claros desde el principio. Lo peor para un colaborador es que temprano le digan otra cosa y luego sobre la marcha le cambien las condiciones del juego.

Si es necesario hacerlo, que sea de manera prudente y respetuosa.

Regla 3

Exige con cariño. El dicho de mano de hierro con guante de seda es literal, entre más se deba apretar, más suave debe ser el guante.

Regla 4

Entiende cada historia. Las personas dan lo que tienen cuando se les trata con afecto. Y eso que tienen es lo que han construido en el transcurso de sus vidas, si se valora sus experiencias, serán capaces de encontrar respuestas que ni siquiera nos imaginamos. Practica la escucha activa. No importa el nivel que sea, todos quieren decir algo y merecen ser escuchados.

Regla 5

Dirige desde la estructura emocional de cada individuo. Si bien esta es una técnica compleja que implica muchos aprendizajes y desaprendizajes, es posible desarrollar metodologías para llegarle al “corazón” de cada individuo. Recordemos esto es sólo la manera como manejamos nuestro discurso, nuestras técnicas de comunicación interpersonal. Cuando se orienta desde y para el corazón, es cuando aflora el verdadero liderazgo. Es indudable que ser un directivo de alto nivel tiene muchos requerimientos, desde lo técnico y estratégico,  hasta lo táctico operacional. Un directivo se distingue, más que por sus resultados, por la calidad de sus resultados, y esto sólo será posible si su equipo de trabajo está dispuesto a entregar su vida por él. Esto nunca va a suceder con los “capataces administrativos” que hoy tenemos.

Wilson Garzón Morales

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