7 facetas negativas del liderazgo

Después de revisar la literatura de la programación neurolingüística, la pregunta sobre el origen del liderazgo queda resuelta: nadie nace líder, los líderes se forman; solamente que se forman muy temprano en la vida, en el rango de los cero a los cinco años. Ese niño que explora, que pregunta y que todo lo desbarata, tiene mayores oportunidades de convertirse en un líder que aquel niño que siempre es obediente y que sigue todas las normas. Como todo en lo humano no es una regla exacta.

Esa pulsión de búsqueda, de experimentación y de logro de objetivos es un elemento iniciador, aunque todavía no se conforma en liderazgo.

Para iniciar debemos comprender que la característica principal, distintiva y única del liderazgo es que son personas a las cuales otras personas siguen, para lo cual se evidencia otra habilidad: la capacidad de influencia y de persuasión, es decir, la capacidad de ser obedecido. Esta formación, claro está, es inconsciente, lo que quiere decir que así la persona no lo desee, no podrá evitar ejercer como líder. Esta condición si bien está restringida por el resto de su estructuración personal y ética, deja por fuera otra serie de consideraciones sobre lo positivo o lo negativo, por ejemplo, un niño que invita a otros a fumar en el baño de su escuela, no necesariamente será el criminal del futuro, por el contrario puede convertirse en ese médico de emergencias cuya obstinación e influencia en su equipo de apoyo le ayuda a salvar cientos de vidas.

Esta calidad de inconsciente de todas maneras se manifiesta en una serie de síntomas de comportamientos que por separado consideramos negativos; comportamientos que nos llevan permanentemente a castrar a futuros líderes y que cuando los encontramos son rechazados y no admitidos socialmente y se convierten en causales de despido en muchas empresas.

1.            En primer lugar una característica especial e interesante de los líderes es su “permanente inconformidad”, nunca están satisfechos, siempre buscan más y exigen más, a sí mismos y a los demás. Nada les sirve y por lo mismo pueden pasar por desagradecidos por los esfuerzos que los demás hacen por complacerles. Es una situación curiosa si comprendemos que sucede aún si el líder no pertenece a un cuerpo directivo.

2.            Esta inconformidad se manifiesta con mayor fuerza en situaciones laborales de subordinación: un comportamiento común son los problemas con la autoridad, a los líderes les gusta dar las instrucciones no que se las den. Los líderes no son obedientes. Esto que pone a las estructuras empresariales en un predicamento pues la ingeniería organizacional de jerarquías y de la linealidad de la producción requiere obligatoriamente del sometimiento de los colaboradores a políticas y normas que reduzcan el miedo administrativo de la pérdida de control; el líder desea ser él quien controla.

3.            De ahí, que sea tan normal encontrar en las personas con características de líderes la mayor resistencia al cambio. Los líderes no son adaptables. El cambio debe provenir de ellos y si no es así, entrarán en confrontación. Una característica ideal de los líderes es su capacidad de visionar el futuro y de abrir senda hacia ese futuro; la sensación de ir al frente le hace sentir seguridad y le da la fuerza necesaria para orientar a los demás; cuando no le dan esa oportunidad presentará resistencia aunque no sea consciente de ello.

4.            Esa misma capacidad de visionar el camino, de tener el rompecabezas completo en su cabeza y de tener más o menos idea de las cosas que deben ser hechas y cómo deben ser hechas, le llevan a no comprender el por qué las cosas no son ejecutadas cómo y cuándo se deben hacer. Su relación con el tiempo está estrechamente vinculada con el logro de los objetivos y no con el reloj, por lo que los líderes no son pacientes y no son puntuales: para mantenerse satisfecho las cosas deben suceder cómo y cuándo las visionó de lo contrario protestará y en su mundo existe sólo su propio tiempo que corresponderá a sus propias preocupaciones; de ahí que constantemente estará a las carreras para cumplir compromisos, citas y reuniones y recurrentemente llegará tarde.

5.            Si hay algo que distingue y diferencia a los líderes es su convicción; ese convencimiento profundo sobre un objetivo y esto es algo que las demás personas aprecian y admiran. El problema es que esa misma convicción los hace no escuchar aunque den la apariencia de que sí lo hacen. Los líderes no escuchan sólo siguen sus propios criterios, prefieren dar consejos mas no recibirlos e incluso se molestan mucho cuando se los dan.

6.            Una situación que refleja el liderazgo inconsciente y que proviene de la estructuración de sus convicciones es la definición de los objetivos que busca. Independiente de la situación en la que se encuentre, de la empresa en la que trabaje, de las tareas que se le asignen, los líderes sólo siguen sus propios objetivos; aunque no se den cuenta de esto, sólo responderán a sus razones personales de ganancia sin importar si benefician o no a los demás. El mayor beneficio se logra cuando sus objetivos inconscientes son congruentes con sus objetivos conscientes, en este caso el líder será imparable.

7.            Y de esta misma circunstancia de convicción con el cumplimiento de sus objetivos se desarrolla su capacidad de ser obedecido, la capacidad de influencia y de persuasión. Sin querer, los líderes son manipuladores inconscientes, modifican la realidad y los escenarios a su conveniencia de tal manera que las demás personas crean, sientan y piensen que lo correcto y lo ideal es ejecutar lo que se les está pidiendo para lograr esos objetivos, les sonará lógico y temerán defraudar a su líder sea o no un directivo empresarial.

Estas siete facetas tienen sus detractores, deben tenerlas, eso es lo obvio, lógico y normal, pues hemos idealizado el liderazgo como una condición deseable para las empresas…

Y así es: las empresas serían realmente mejores si se contrataran realmente a líderes, sin embargo su actitud de rebeldía permanente, su capacidad de orientar equipos y su incapacidad de hacer parte de ellos; su silencio reflexivo natural y su ser caprichoso y obstinado, esas cosas que los convierten en líderes, hacen que normalmente no pasen los procesos de selección. Los empleos regularmente son para los obedientes y seguidores, personas capaces de seguir órdenes, normas y políticas sin protestar.

Sin embargo, encontrar o ser una persona de estas facetas tampoco implica que se trate de un líder, son obligatorias las características que son positivas, tales como el respeto, la amabilidad y la genuina preocupación por el bienestar de los demás, sin estas será solamente otro empleado insoportable más.

Wilson Garzón Morales

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